Quien puede estudiar Kabbalah?.

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La Kabbalah está abierta a todos aquellos que deseen verdaderamente responder las preguntas básicas y más profundas de la vida, alcanzar la espiritualidad para así conocer al Creador.

En general la expectativa de encontrar respuestas ni siquiera es cognitiva; simplemente les interesa, lo consideran necesario al no lograr plenitud y felicidad duradera en el mundo material.

Las personas se preguntan: ¿Quién soy? ¿Por qué nací? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Por qué existo en el mundo? ¿Estuve ya aquí? ¿Volveré a aparecer? ¿Por qué hay tanto sufrimiento en el mundo? ¿Puede evitarse de alguna manera? ¿Cómo puedo lograr placer, completitud y paz mental? Uno siente vagamente que fuera del mundo material encontrará las respuestas.

Sólo conociendo y percibiendo los mundos superiores se puede responder estas preguntas, y la forma de hacerlo es a través de la Kabbalah. Mediante su sabiduría el hombre ingresa en los mundos superiores con todos sus sentidos.

Estos mundos contienen la razón de su existencia aquí. Toma el control de su vida, alcanzando de este modo su objetivo -tranquilidad, placer y completitud- estando todavía en esta tierra.

Si pusiéramos nuestros corazones en contestar tan sólo una célebre pregunta, estamos seguros de que todas las dudas y cuestionamientos se esfumarían de nuestro horizonte. Y esta pequeña pregunta es: ¿Para qué sirven nuestras vidas?.

En el siglo XVI, el Rabino Kabbalista Abraham Azulai (1570 – 1643) decretó que las enseñanzas de la Kabbalah debían ser enseñadas públicamente a todos, hombres mujeres y niños. Sólo enseñando Kabbalah, podemos eliminar para siempre la guerra, la destrucción y la deshumanización del hombre contra sus semejantes.

Por ende, hoy en día transmitimos las enseñanzas de Kabbalah a hombres y mujeres sin restricción de edad o conocimientos previos de Torá o judaísmo.


Porqué estudiar Kabbalah?

Al estudiar los textos Kabbalísticos, la persona aprende cosas que antes le estaban veladas.

En este sentido, la Kabbalah les entrega un sabor de espiritualidad mientras la estudia, y a partir de esa experiencia, acaban prefiriendo el apego a la espiritualidad que al materialismo, esto no significa dejar de vivir en el mundo material ni restarle importancia; significa la no dependencia, y darle a lo material un nuevo significado y propósito.

En proporción a la espiritualidad y al desarrollo de cada persona, se aclara la visión y la voluntad, y así se logra una distancia de aquellas cosas que no son necesarias para el alma.

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